-Querida amiga- dejando caer el sonido efímero y pasándolo a través de la pluma, sin saber que decir, ni tan siquiera planteando el por qué de esta carta, pero la hiciste, la empezaste, la cogiste, la miraste.
Y comenzaste a escribir, a bañar el papel de ese dolor y arrepentimiento que no te dejaba vivir, que ahoga y asfixia, y te llenaba de lágrimas, tardías.
Echabas de menos su sonrisa, sus abrazos mimosos, su olor a carmín. Pero también extrañabas sus enfados, su mirada enojada, su ¿me quieres? efusivo.
Y saber que todo se había jodido tanto, que los te quiero no existen y los para siempre siempre terminan.
Y sentir que estaba tan cerca, percibiendo su presencia y armonía e instantes después recordar la gran lejanía que las separaba, que le acribillaba y le ardía tan hondo, tan a sus entrañas, a sus huesos calados.
Las llamadas de teléfono que se habían quedado a medio camino, acompañando al viento y hacia el horizonte.
Recordando momentos y llena de melancolía, dejaste la pluma en el tintero y tu cabeza dejó caer el golpe final de esta melodía, la última nota, pincelada, concluyendo esta congoja:
un amigo es aquel que te recuerda que está ahí, aunque tu lo hayas olvidado.
4 comentarios:
Impresionante. Yo hace mucho que dejé de creer en la amistad, no puedo evitarlo. La vida, o mejor dicho, la gente me ha dado ya demasiados palos y en cierto modo me he sentido muy identificada con esta entrada.
Me encanta. Me encanta y además mucho. Yo también me siento identificada. Sé que tengo a mis amigas (a vosotras) y sé que quizás me apreciáis, pero últimamente no me siento querida por nadie (a excepción de mi familia). Lo he pasado muy mal con respecto al tema de la amistad, y creo que no estoy preparada para volver a caer.
A pesar de ello, es maravilloso. Enhorabuena :)
Estoy a punto de un lagrimeo fácil. Eso es bueno, tu texto es más que bueno. Me has hecho recordar viejos amigos :)
Precioso,, te he seguido desde tu otro blog...
Escribes muy bien sigue así,,
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