siempre quisimos jugar con fuego, hasta que nos quemó.
y mientras ardíamos de deseo, vimos como nuestra incompatibilidad era más que evidente, que al final todo se reduciría a polvo y ceniza.
ni siquiera tuve el valor suficiente de luchar contra el viento para cambiar la marea, la dirección de aquellas olas, pues me comporté como una pistola sin bala, un arma de fuego que debía disparar y no lo hizo, no estaba cargada.
(y la lágrima va cayendo, al son del sonido de los pájaros piar y la noche caer)
no había probado esto de que el amor duele, ¿pero que pensabas? si nada es perfecto.
si mi mayor miedo era perderte, y ahora el más grande es el de haberte perdido.
mientras tanto, dejaré que los días pasen, sigan separándose más y más los caminos que un día nos ataron, y veré desde el horizonte la mancha que quedó, aquello en lo que creía, en aquellos cuentos de hadas y esos príncipes reales.
(una nota al viento: para mí siempre lo serás)
1 comentario:
Si mi mayor miedo era perderte, y ahora el más grande es el de haberte perdido.
Buáh. Me encanta.
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